La diplomacia, como concepto, práctica, arte e institución ha ido evolucionado constantemente durante los últimos siglos (Watson 1982). Tradicionalmente, se ha entendido como las relaciones entre unidades políticas independientes, principalmente Estados (Hamilton 2010). Después de la Segunda Guerra Mundial, la descolonización multiplicó el número de estados independientes en todo el mundo. Desde principios de la década de 1990, con el final de la Guerra Fría, el colapso de la Unión Soviética y el inicio de un proceso de globalización inicialmente financiero y económico ha aparecido un nuevo (de-)orden internacional, con nuevas formas de diplomacia: la económica (Bayne y Woolcock 2011), la paradiplomacia de las regiones subestatales (Aldecoa y Keating 2001; Cancela 2013; Pasquier 2012; Nieto Fernández 2013; De Castro 2019), la de las ciudades (Alejo 2019), medioambiental (Orsini 2020), de defensa (Cheyre 2013), digital (Manfredi Sánchez y Femenía Guardiola 2016), en red (Herranz de la Casa, Manfredi Sánchez y Seoane Pérez 2017), cultural (Kitsou 2013), deportiva (The Hague Journal of Diplomacy 2013; Ginesta, Sellas and Canals 2018), culinaria (Lusa y Jakesevic 2017), de migraciones (Alejo 2020), humanitaria (Abenza 2016; Régnier 2011), diplomacia de celebridades (Huliaras y Tzifakis 2010), o la diplomacia parlamentaria (Stavridis y Jancic 2017; Šabič 2008). El resultado ha sido que el estudio de la diplomacia (Constantinou, Kerr y Sharp 2016; Cooper, Heine y Thakur 2013) ha introducido nuevos conceptos o aproximaciones como el de diplomacias plurales (Cornago 2013), o incluso el de una "transprofesionalización" de la diplomacia (Constantinou, Cornago y McConnell 2016). Serán bienvenidas aquellas propuestas que analicen algunas de estas nuevas realidades de la diplomacia. Palabras clave: diplomacia plural, gobernanza multinivel, paradiplomacia, diplomacia pública.