Introducción. La línea divisoria entre política y ciencia se difumina en un escenario mundial donde la atención médica no tiene fronteras. La formulación de políticas incluye la prevención, la investigación y la salud pública. La diplomacia científica es un proceso internacional, interdisciplinario e inclusivo que implica tomar decisiones informadas conciliando los intereses nacionales y las oportunidades locales con el interés común en beneficio de todas las generaciones, en un desafío global.

Métodos. Este trabajo analiza el papel de la ciencia y cómo interactúa con algunas políticas, desde una perspectiva ética, en aras de promover los derechos humanos en todo el mundo, cuando la cohesión económica y social es más necesaria que nunca. En caso contrario, esta interacción puede introducir más inequidad afectando a personas vulnerables, especialmente en países con recursos limitados. Requiere una sociedad en alerta para evitar conflictos de intereses.

Resultados. Se utiliza valiosos conceptos del ámbito de la bioética como vulnerabilidad, dignidad y precaución aplicados a la ciencia. Enfatiza la necesidad de una capacitación continua sobre el conocimiento ético y la sensibilidad y las dimensiones morales de la política al enfrentar dilemas críticos y emergentes.

Conclusión. En resumen, los problemas globales, como el cambio climático, las enfermedades infecciosas, las violaciones de los derechos humanos o la escasez de recursos pueden mitigarse mediante la sinergia entre disciplinas que deben interactuar entre sí ineludiblemente (biología, tecnología, biomedicina, derecho, ciencia política).