El campo mediático se antoja esencial para comprender el mundo que nos rodea pues es un terreno donde se configuran todo tipo de redes y producción cultural (Bourdieu, 1996; Martín Barbero, 1998). O, en otras palabras, un inmenso ágora donde se (re)producen las relaciones de poder que se constituyen como una de las herramientas fundamentales para la profundización (o no) democrática. Sin embargo, los productos culturales tienden a reproducir la ideología dominante. Esto es, relaciones de poder desiguales en torno a los sistemas de dominación por razones de clase, orientación sexual, raza o sexo-género (Bourdieu, 2000; Crenshaw, 1989; Collins, 1990; Pateman, 1995; Platero, 2014) y otras muchas formas de discriminación que excluyen a todos aquellos colectivos señalados como alteros (Young, 2000). De manera que el campo mediático actúa como reforzador de la exclusión de aquellos tachados como otros ‑clases bajas, diferentes etnias, mujeres, colectivo LGTBI o personas con diversidad funcional‑ a través de su invisibilización o estereotipación. Por ello, desde este grupo de trabajo se invita a (re)pensar las producciones culturales ‑anuncios, canciones, novelas, películas, series de televisión, videoclips, videojuegos...‑ desde una perspectiva crítica atendiendo, especialmente, a una mirada interseccional que problematice la representación de los citados alternos. En definitiva, tienen cabida desde estudios de caso a propuestas metodológicas o aportaciones teóricas sobre dicha temática. Así, se aceptan investigaciones que se pregunten: ¿Cómo se refuerzan las formas de discriminación desde los productos culturales? ¿Cuáles muestran una tendencia inclusiva del campo mediático? ¿Qué dinámicas provocan dominación o generan resistencias?