En el contexto español y europeo, la concepción y la gestión del patrimonio cultural se ha fundamentado en un modelo top-down, con un discurso avalado por la administración, la legislación y los expertos, que deja poco margen a la participación ciudadana. Durante la última década asistimos a nuevas formas de gestión de los comunes urbanos, gobernanza y participación ciudadana aplicadas al patrimonio, en las que se apuesta por la innovación social en las fórmulas de conexión entre entidades patrimoniales, administración, sector privado y ciudadanía. En este marco, la ciudadanía deja de ser una mera espectadora y consumidora patrimonial para asumir un rol activo. 

Esta comunicación se centra en el proyecto ‘València Immaterial’, iniciado en 2020 en la ciudad de València. La iniciativa plantea un cambio de perspectiva a la hora de entender el patrimonio inmaterial de la ciudad, incidiendo, además de en la cara visible del patrimonio (la expresión cultural), en los agentes patrimoniales que lo mantienen vivo (asociaciones, sociedades, federaciones). En concreto, el proyecto trata de visibilizar los diversos tipos de compromisos (igualdad, medio ambiente, interculturalidad, barrio, etc.) que estos colectivos contraen con su entorno y, por tanto, la capacidad de transformación social que puede articularse a través de la fórmula patrimonial.