La crisis económica en la que nos encontramos sumidos desde hace varios años ha conllevado importantes cambios en los sistemas financieros de los países europeos, y estos cambios han supuesto a su vez la necesidad de llevar a cabo profundos recortes presupuestarios en las diferentes administraciones públicas de estos países. Son muchas las políticas públicas que han visto comprometido el desarrollo de sus proyectos y actividades, situándose a la cabeza de este grupo las políticas de cooperación al desarrollo.

La limitación y ajuste en la disponibilidad de recursos en los países en desarrollo vuelve imprescindible la necesidad de repensar los principios básicos que guían las acciones de cooperación al desarrollo, primando más que nunca aspectos como la eficacia, la calidad y la transparencia en la asignación de la ayuda al desarrollo. Estos principios deben permitir la configuración de nuevos modelos o esquemas de gestión y planificación de la distribución de la ayuda más exigentes y objetivos fundamentados en la identificación de las acciones y áreas prioritarias y en el análisis de resultados e impactos a través del uso y construcción de indicadores que conjuguen los aspectos señalados. En este sentido ¿es posible no sólo construir sino implementar modelos de eficiencia para la gestión y asignación de la ayuda al desarrollo? ¿Dispone el actual sistema internacional de ayuda al desarrollo, de los mecanismos y herramientas necesarios para llevar a cabo la implementación de dichos modelos o es necesario reconstruir y buscar otros nuevos?