Crecimiento del voto de la extrema derecha en España.
- Programa:
- Sesión 6, Sesión 6
Día: jueves, 8 de julio de 2021
Hora: 16:00 a 17:45
Lugar: Online
Algunos de los partidos políticos de extrema derecha con mayor notoriedad en España
hasta la llegada de VOX son Fuerza Nueva, el partido de Blas Piñar que obtendría 1
escaño en las elecciones generales de 1979 y se disolvería en 1982; Democracia Nacional
(DN), fundada en 1995; España 2000 fundada en 2002; o Plataforma per Catalunya
(Plataforma para Cataluña - PxC), fundada en 2002. Sin embargo, ninguno de ellos ha
llegado a cosechar el éxito político y electoral del partido liderado por Santiago Abascal.
La irrupción de Vox en la política española se produce a través de su entrada en
el Parlamento de Andalucía en 2018, materializando 12 escaños con un 11% de los
sufragios. El auge de la extrema derecha se certifica con su llegada al parlamento nacional
alcanzando las 24 actas en el Congreso de los Diputados en las elecciones de abril de
2019 y 52 actas en la repetición electoral de noviembre del mismo año. Este ascenso
electoral se produce al mismo tiempo que el Partido popular obtiene dos de sus peores
resultados en unas elecciones generales desde su refundación (66 y 89 escaños
respectivamente) y también con el peor resultado de Ciudadanos en noviembre de 2019
(10 escaños) tras escalar en abril a los 57 escaños y colocarse a tan sólo 9 actas del PP.
También en mayo de 2019, Vox consigue diseminarse en 9 de las 14 cámaras de
representación regional. Las elecciones de 2020 en dos de las tres nacionalidades
históricas, Galicia y País Vasco, se resuelven sin que Vox alcance algún escaño. Cataluña
se convertiría en 2021 en la única comunidad autónoma de tales características con
presencia de la extrema derecha en su parlamento, concretamente con 11 escaños.
La literatura politológica lleva más de 30 años intentando dar explicación al auge
de los partidos de extrema derecha en Europa. Los esfuerzos se han centrado en dar una
explicación desde el lado de la oferta; teniendo en cuento cuestiones como la ideología o
el liderazgo en estos partidos. Pero también es posible encontrar análisis desde el lado de
la demanda como, por ejemplo, a través del nativismo, las actitudes antiinmigración
(Arzheimer, 2018; Lagares y castro, 2021; Lubbers y Scheepers, 2001; Lubbers et al.,
2002; Van der Brug et al., 2005), antiglobalización (Betz, 1994; Rydgren, 2006; Zaslove,
2008) o anti-establishment (Norris, 2018).
Entre los modelos explicativos del apoyo electoral a la extrema derecha, algunos
tratan de buscar entre las características sociodemográficas del electorado, especialmente
en contextos de estrés y cambios cíclicos macroeconómicos, los patrones de apoyo a este
tipo de partidos (Betz, 1994, 1998; Gaus, 2004). Un ejemplo es la crisis económica
iniciada en 2007 (Magalhaes, 2014). Otro de los aspectos sociodemográficos apunta a
una brecha de género significativa en el apoyo a la extrema-derecha (Betz, 1994; Lubbers,
2002; Montabes y Cazorla, 2021), donde el soporte a dichos partidos es más probable
entre los hombres. La explicación de este gap se ha buscado entre los efectos de la
globalización. La edad es otro de los componentes analizados. Los más jóvenes
(Teperoglou et al., 2016; Stockemer, 2017) y los más mayores (Rooduijn, 2017; Ford y
Goodwin, 2014) serían los más proclives a apoyar a estos partidos, frente a otros grupos
de edad. En lo relacionado con el nivel de estudios, se alude a que el apoyo a los partidos
de extrema derecha es más probable entre aquellos individuos con menor nivel formativo y por extensión con menor cualificación dada su vulnerabilidad ante los mercados
(Warwick, 1998 y Weakliem, 2002). Si el foco lo ponemos en la clase social, Kitschelt
(1995) argumenta que aquellos trabajadores de sectores ajenos a la manufacturación y
con cierta autonomía laboral pueden llegar a desarrollar preferencias autoritarias,
predisposiciones que también pueden ser atribuidas a votantes de la clase trabajadora
manufacturera como artesanos, comerciantes o pequeños empresarios.
¿Qué hace a Vox extrema derecha? Como señalan Montabes y Cazorla (2021),
más de un 85% de los votantes de Vox en las elecciones andaluzas declaran ubicarse
ideológicamente en posiciones comprendidas entre el 8 y 10 en una escala comprendida
entre el 1 (extrema izquierda) y el 10 (extrema derecha). Se trata de un votante
fundamentalmente masculino, con especial éxito entre los jóvenes, aunque su principal
nicho se encuentra en el tramo de los 35 a los 55 años. Además, llama especialmente la
atención su éxito entre los emplazamientos de mayor concentración de inmigración
derivada de la demanda de mano de obra ligada a la agricultura. La competencia política
y electoral de Vox ha servido como erosionador del espacio político dominado
tradicionalmente por el Partido Popular. Esto es propiciado por una estructura de
oportunidad que está constituida por componentes políticos, actitudinales, emocionales,
económicos y la introducción en la esfera pública de nuevos temas. Vox incorpora así
elementos clásicos de la extrema derecha europea como el nacionalismo o la xenofobia
(Jaráiz, Pereira y Cazorla, 2021).
En este trabajo se tratará de ofrecer una lectura del crecimiento de la extrema
derecha en España. Para este análisis es de especial interés, además, identificar los
elementos que hacen de la extrema derecha española un movimiento homólogo a sus
correligionarios europeos, así como determinar cuáles son los componentes distintivos y
singulares de este tipo de partidos en España
Palabras clave: VOX, extrema derecha, voto.