En la etapa del régimen de acumulación centrado en la industrialización, Argentina incorporó amplios sectores de los trabajadores urbanos a las instituciones de la seguridad social en un sistema de tipo contributivo y elevada estratificación. Junto con la provisión pública y universal de servicios educativos y sanitarios, este proceso produjo un régimen de bienestar híbrido construido en torno a la figura del trabajador varón asalariado formal, suportado en el largo plazo por una política de pleno empleo. Sin embargo, la transformación del patrón económico del país a partir de la dictadura militar de mediados de los años 70 desplazó la posición del trabajo en el proceso de acumulación, a la vez que impulsaba la apertura de espacios de expansión de la provisión privada de servicios públicos, en una etapa caracterizada por el ajuste permanente del gasto público. El nivel creciente de informalidad y exclusión social contribuyó a un vaciamiento de las instituciones tradicionales de la Seguridad Social, a la vez que las reformas desreguladoras y privatizadoras de los años 90 crearon fracturas entre las clases, donde los grupos de mayores ingresos se movieron hacia el sector privado mientras los más pobres fueron destinatarios de la acción asistencial del Estado. La cuestión social perdió su carácter colectivo y la individualización de la exclusión pasó por responsabilizar de su situación a las personas expulsadas del mercado de trabajo, a la vez que la estrategia de la política social, abandonada la promesa de integración social de la etapa anterior, se volcó a objetivos de eficiencia de costos y gobernabilidad (la contención del conflicto social), por medio de una focalización restrictiva, acompañando la creciente fragmentación y atomización de la sociedad producida por el nuevo régimen de acumulación.

Sobre la base de estos antecedentes, esta ponencia se propone discutir las transformaciones y las constancias estructurales que se observan en la conformación del régimen de bienestar argentino en la etapa de los gobiernos kirchneristas. A la luz de las políticas implementadas bajo las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, ¿nos encontramos frente a una “contra reforma”?, o más bien, ¿hubo una recomposición de los mercados laborales que favoreció un reforzamiento del paradigma trabajo-céntrico tradicional? ¿Y, en todo caso, cómo evaluar la persistente preferencia de las clases medias hacia la provisión privada de servicios? En este contexto, debe discutirse ¿en qué grado la expansión de la política social no contributiva logró reducir la brecha entre una estructura básicamente contributiva de la seguridad social y un núcleo de informalidad laboral que no logra reducirse? Por otra parte ¿tomó la política argentina la vía de un universalismo a través de la focalización, por medio de múltiples programas de transferencias condicionadas, o prevalece la fragmentación típica de la década anterior? ¿Es posible construir una ciudadanía social real sobre estas bases y con qué grado de sustentabilidad a futuro?