Introducción e hipótesis: El término “competencia cívica” es utilizado en la literatura –de manera similar al compromiso cívico, la ciudadanía activa o el capital social-, para referirse al conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores de las personas que participan activamente en la vida política y comunitaria. Una buena parte de la investigación académica se ha centrado en la importancia del contexto familiar y el proceso de escolarización en el desarrollo de la competencia cívica, así como en la influencia de las actuales desigualdades sociales y económicas. El aumento del nivel de desigualdad observado en España durante los últimos años permite formular la hipótesis de que en la población española es posible identificar grupos de ciudadanos españoles en base a su nivel de competencia cívica y de participación política.

Metodología: Se han utilizado indicadores relacionados con cinco dimensiones de la competencia cívica: la participación en organizaciones de voluntariado, los valores cívicos, la participación política, la implicación personal hacia la política y la confianza institucional. Se han incluido también indicadores relacionados con el nivel de estudios y el estado de salud autopercibido, y variables sociodemográficas de control como el sexo y la edad. Se han utilizado los datos de una encuesta CATI sobre alfabetización cívica y sanitaria realizada por la Fundación Josep Laporte y el Foro Español de Pacientes durante el año 2011 a una muestra de 3.000 personas de la población española. Se ha realizado un muestreo aleatorio estratificado. La muestra fue segmentada para la mayor parte de Comunidades Autónomas. Para el análisis de datos se ha realizado un análisis de correspondencias múltiples y un análisis de clústers.

Resultados y conclusiones:Los resultados muestran una tipología de tres grupos de ciudadanos en la que se identifica un gradiente en el grado de competencia cívica. Se distingue un primer grupo de 708 individuos (36,3% de la población) integrado por individuos denominados “comprometidos”, con un alto de grado de competencia cívica en la mayor parte de variables. Se observa un segundo grupo de 892 individuos (45,7% de la población) formado por individuos denominados “indefinidos”, con una actitud de cierta ambigüedad respecto a la mayoría de indicadores. Finalmente, se distingue un tercer grupo de 350 individuos (17,9% de la población) integrado por individuos denominados “apáticos”, con un bajo grado de competencia cívica. La mayor proporción de personas con un bajo nivel educativo y un estado de salud malo se observa en el grupo de “apáticos”, mientras que la mayor proporción de personas con estudios universitarios se observa en el grupo de “comprometidos”. Los resultados plantean un debate sobre la naturaleza de los procesos de participación ciudadana, que pueden excluir a algunos grupos de la población, si únicamente se tiene en cuenta a los ciudadanos que se muestran interesados, y también sugieren la pertinencia de desarrollar estrategias dirigidas a promover el desarrollo de la competencia cívica, por su elevado impacto en el compromiso individual hacia la participación comunitaria.