Los estudios existentes hasta la fecha han demostrado que el apoyo al proceso de la integración europea depende en gran medida de las percepciones de sus posibles beneficios (Gabel 1998), así como de la apreciación del funcionamiento de las instituciones nacionales (Muñoz, Torcal, and Bonet 2011).  En el caso de los nuevos países miembros de Europa Central y del Este, la integración europea constituye una continuación de las profundas reformas que se han llevado a cabo en el marco de la triple transición (Offe 1996) desde 1989, por lo que las expectativas relacionadas con la mejora económica y la estabilidad democrática resultan centrales para explicar las actitudes de sus ciudadanos hacia el proceso de integración comunitaria (cf. Christin 2005, Loveless 2010). La baja confianza en las instituciones nacionales se considera un legado de los anteriores regímenes no-democráticos (Mishler and Rose 1997, 2001), mientras que, de acuerdo con la hipótesis institucional (Sánchez Cuenca 2000), la confianza en las instituciones europeas ha sido mucho más alta que en el resto de los países miembros.

El objetivo principal del presente estudio es investigar cómo han cambiado estas actitudes hacia la UE a raíz de la crisis económica y política de la misma en los últimos años. En particular, nos centraremos en las percepciones del funcionamiento económico y político de la UE como posibles variables explicativas del fuerte declive de las la confianza institucional europea  y el aumento del euroescepticismo, teniendo en cuenta los efectos contextuales del impacto de la crisis. El análisis se lleva a cabo en un marco comparativo con los países de la periferia europea más afectados por la crisis, así como el resto de los países miembros utilizando los datos recientes del Eurobarometro, para poder presentar una primera aproximación a los efectos de la crisis en curso.