Tras los repentinos cambios políticos provocados por el final de la Guerra Fría, el mundo parecía un lugar menos seguro, algo que se agravó tras los ataques del 11 de septiembre. El esquema bipolar actúo como una tapadera a presión en muchas zonas de África, Asia y Europa aplacando la presión de muchos odios étnicos y desacuerdos de vecindad. Pero cuando ésta tocó a su fin, la tapadera reventó, poniendo en evidencia muchas de esas tensiones y sumiendo a muchos países de estas regiones en feroces e interminables guerras civiles. La pérdida de apoyo de un gran número de gobiernos por parte de alguna de las superpotencias se tradujo en muchos de los casos en la incapacidad de responder a las nuevas amenazas por parte de estos Estados y el resultado fue el surgimiento y la emergencia de nuevas áreas de inestabilidad política. La ausencia de un aparto político, de instituciones con una capacidad de operación prácticamente nula junto al incremento de los escenarios de conflicto de carácter intraestatal han pasado a ser el escenario perfecto de las nuevas amenazas a la seguridad, amenazas asimétricas que no están asociadas particularmente a un estado o varios estados. El objeto de este grupo de trabajo es analizar estos escenarios en los que florece una poliarquía armada que conforman un auténtico calidoscopio en el que conviven señores de la guerra, líderes tribales, mafias del crimen organizado, terrorismo, señores de la guerra, cárteles de la droga, grupos guerrilleros de liberación nacional, etc.