La disolución de la URSS (1991) trajo consigo una oportunidad de apertura al exterior, democratización del sistema y adaptación a los nuevos valores que imperaban la sociedad internacional post-bipolar. Sin embargo, y tras los fallidos intentos de Yeltsin de acercamiento hacia Occidente, a través de la liberalización de la economía o la progresiva transición hacia la democracia, la llegada de Putin surge como respuesta al fracaso de la política liberal. En el momento actual, y tras casi 15 años como Presidente de la Federación Rusa, se ha adoptado la calificación de putinismo para hacer referencia al sistema político ruso. En su cara exterior, Rusia se ha caracterizado por constiuirse como una potencia revisionista que pretende desafiar el dominio estadounidense en el sistema internacional, cuyo interés es compartido con China. De tal manera que ambas han formado lo que denominan como "asociación estratégica".