El PJD trae una nueva dinámica a la Cámara de Representantes marroquí. No sólo supone la inclusión de una nueva élite política, mayoritariamente arabófona, con mayor nivel de estudios y con un perfil que viene del sector educativo, sino también introduce una nueva práctica democrática en el Parlamento: (a) disciplina, cohesión e identidad del partido; (b) organización de grupo; (c) menor absentismo. Este artículo está basado en una base de datos inédita sobre la composición del Parlamento marroquí desde 1997 hasta 2016 y en una observación no participante en el parlamento y durante las elecciones de 2016. Si bien el éxito del PJD es indisociable del proceso de cambio social y político que ha experimentado el país, simbolizado por la creciente urbanización o el declive de los partidos de izquierda, observamos que su presencia en el hemiciclo sí que contribuye a la renovación del personal y las prácticas políticas, redefiniendo las lógicas de la representación parlamentaria y estrechando la relación entre representantes y representados.