El destacado papel del hoy Rey Emérito comienza antes del establecimiento del régimen constitucional y se incardina en la dinámica de una transición política española. Dentro de dicho proceso, la institución de la que fue titular, ocupó un papel central en las estrategias y evolución de la democratización en España. En este sentido, el carácter monista inherente a la Monarquía, como el poder y relevancia que ostentó en los estadios iniciales del proceso, coadyuvan a una gran personalización y visibilidad del titular de la Corona. En el caso del Juan Carlos I este protagonismo fue particularmente relevante desde el momento en que asume la Jefatura del Estado y continúa hasta la crisis que supuso el Golpe de Estado del 23-F. Posteriormente se iría limitando a las funciones estrictamente constitucionales en el ámbito de la vida pública como titular de la institución monárquica.

La naturaleza monista de la monarquía, junto con la trascendencia del proceso de transición política, favorecen una particular vinculación emocional de los ciudadanos a la persona del Monarca Emérito. Pero, lejos de ser una vinculación unívoca y homogénea, esta se ve mediatizada por diferentes factores; siendo uno de los más relevantes el temporal. La investigación realizada revela que se produce una fractura generacional. Esta se corresponde a la existente en las cohortes de edad que vivieron en primera persona la transición política, frente a los grupos etarios más jóvenes, cuya vida se ha desarrollado dentro del periodo democrático.

De este modo, los datos cuantitativos arrojan el resultado de una valoración diferencial de la institución monárquica, al igual que de sus titulares, que responde fundamentalmente a un distinto perfil etario. Se confirma así una tendencia en las valoraciones, particularmente en el ámbito emocional, donde las cohortes de edad más jóvenes se ven desvinculadas de la institución y de la figura personal del Rey Emérito. Entre posibles razones de esta divergencia pueden barajarse diversas causas, siendo, en todo caso, el factor temporal, en sí, el fundamental a la hora de expresar valoraciones de contenido emocional sobre el objeto de estudio.