Las proliferación entre actores estatales y no estatales de misiles balísticos y de crucero, drones y una gran variedad de municiones de precisión de largo alcance, así como la generalización de la guerra de información y basada en redes, está cambiando rápida y radicalmente el carácter de la guerra contemporánea. A su vez, la revolución en la guerra de información unida a la posibilidad de efectuar ataques de precisión, cambia la manera de conducir las operaciones militares y la posibilidad de que el liderazgo político pueda hacer usos de la fuerza armada más calibrados y pequeños, incentivando el desarrollo de doctrinas que promovieran acciones militares limitadas, que borran los límites entre la paz y la guerra. Además, los cambios en la guerra de información, también desdibujan los límites entre guerra y paz, facilitando el uso de instrumentos de guerra política y zona gris. Todo esto incrementaría la inestabilidad estratégica en caso de crisis.

Por otra parte, el radical cambio en la tecnología militar, podría desencadenar una carrera de armas por imperativo tecnológico, lo que también podría agravar la inestabilidad estratégica.

Por último, en disuasión estratégica y disuasión nuclear, las nuevas tecnología militares y doctrinas, facilitan las estrategia de primer ataque contrafuerza, un primer uso nuclear táctico o un enfrentamiento estratégico inducido accidentalmente, tal y como describe el concepto de enmarañamiento (entanglement).