Qué sea la teoría crítica no es nada evidente de suyo. Como hito destacado en el camino de su gestación, El Capital de Marx juega en ella un papel ineludible, un papel en ocasiones neutralizado por el uso meramente cosmético de su aparato categorial. El éxito de la recepción de esta su obra magna es cuanto menos paradójico: raras veces una obra tan leída y divulgada ha sido tan mal interpretada como esta, incluso por parte de sus más acérrimos partidarios. El grueso de los intérpretes de su teoría del valor vio en ella una mera constatación del tiempo de trabajo contenido en la mercancía, cuyo fin no sería otro, por tanto, que descubrirnos la explotación que la acumulación del capital comporta. Esta interpretación, hegemónica en amplios círculos académicos, desvirtúa el asunto de El Capital —en el que la forma de las relaciones sociales asume primacía— y limita el alcance del "misil más temible que se haya lanzado jamás a la cabeza de los burgueses" (Marx). Esta ponencia busca recomponer el sentido de esta obra, a saber, el examen de la forma particular que adopta el dominio de clase bajo el modo de producción capitalista, así como su relación con la praxis posible: ambas dimensiones se entretejen en una dialéctica en la que teoría económica y teoría política son una y la misma cosa. Con ello no se pretende simplemente restaurar la "verdad" de esta obra, sino rastrear en ella los elementos constitutivos de la teoría crítica tout court. Sólo sobre la base de la crítica de la economía política, que proporciona su condición de posibilidad, podría hoy la teoría elevarse a la altura de las exigencias que Marx dispuso sobre ella y, de esta manera, hacer justicia a su aspiración "crítica".