La ‘falta’ en el neoliberalismo o el mercado como objeto inimpugnable

Autor principal:
Luis Alejandro Moreno Hernández (Universidad de Buenos Aires)
Programa:
Sesión 1, Sesión 1
Día: miércoles, 7 de julio de 2021
Hora: 09:00 a 10:45
Lugar: Online

Los debates que dieron por nacimiento al neoliberalismo mostraban como principal preocupación la experiencia histórica de que un libre mercado llevaba por sí solo a la catástrofe económica. Por esta razón, el foco no se situaba en desarrollar las condiciones de un laissez-fare, sino en cómo conseguir un Estado capaz de insertarse en todas las esferas de la vida social en aras de favorecer al mercado.

 

El neoliberalismo –como el populismo– se erigió en un concepto ‘productivo’ para denunciar la vereda de enfrente. Ambos acarrean una fuerte carga normativa positiva o negativa dependiendo del lugar desde el cual se enuncie. Por consiguiente, consideramos necesario recrear una ‘arqueología’ del término para obtener una clarificación conceptual del mismo. Los estudios que abordan el neoliberalismo son numerosos y pueden ser estudiados (casi) desde cualquier área de las ciencias sociales. No se limita a la economía, sino que también es una producción de sentido común. En su interior, el neoliberalismo no es un ente monolítico ni homogéneo, pero logra articularse a través del ‘mercado’ como punto nodal.

 

Por más que haya mostrado su fracaso en diferentes países, el neoliberalismo logra mostrarse como ‘a-histórico’, supone una constante regeneración, refundación, un nuevo comienzo. Su permanencia en el tiempo –considero– se debe a que consiguió trasladar la razón del fracaso empírico de sus proyectos a otros sectores y no al imperativo categórico que regula su proyecto. En otras palabras, si fue un ‘fracaso’, no fue por la idea, sino por su ejecución, ya sea porque no se insertaron en todas las áreas necesarias o porque la sociedad no pudo adaptarse o porque se requería de más tiempo. De esta manera, por un lado, la ‘falta’ siempre se llena con la promesa de un horizonte venidero y con la negación del pasado. La responsabilidad histórica se transfiere a otro; el responsable siempre está en otro lado.

 

En este sentido, propongo a partir de las prácticas discursivas que sentaron el neoliberalismo en el mundo analizar como la falta siempre es trasladada a otro, para dejar afuera de la discusión al ‘mercado’. Si Laclau desde su teoría sobre el populismo analizó cómo la falta tiene que ser llenada con el significante vacío –en muchos casos el nombre del líder–, considero que la falta en el neoliberalismo es llenada a través de la promesa de un mercado pleno, un horizonte venidero, la transferencia del fracaso a un Otro para impedir el cuestionamiento de la lógica general que gobierna el proyecto. Si el Pueblo como la creación de un sujeto colectivo muestra una tensión con la democracia liberal, el neoliberalismo igualmente mostraría una tensión con ésta –principalmente en su componente democrático- al crear un sujeto político individualizado y desmasificado: el emprendedor. En otras palabras, el populismo no sería la amenaza de la democracia liberal o al menos no la única.

 

En este aspecto, propongo analizar las reflexiones de los intelectuales del neoliberalismo fundamentalmente Hayek y Mises, enfocadas en cómo la discusión se traslada de espacio para que el mercado permanezca incuestionado y aún más, en cómo presupone un tipo de identidad política (por más que ellos mismos la nieguen): el ciudadano-emprendedor y su potencial tensión con la democracia.  

 

Palabras clave: neoliberalismo, populismo, identidad política