El ciclo de protestas anti-autoritarias iniciado en el Norte de África en 2010-2011 sorprendió a las cancillerías de los Estados de la Unión Europea.  El alcance y el impacto inmediato de estas protestas que provocó la caída de los presidentes de Túnez y Egipto sorprendió a la mayoría de los gobiernos europeos que los consideraban una garantía  de estabilidad y un elemento clave para contener tanto los flujos migratorios como las amenazas terroristas.

Esta comunicación analizará los factores internos y externos que han condicionado la respuesta española ante unas movilizaciones que reclamaban justicia social, desarrollo económico y libertad poniendo en cuestión el paradigma de la “estabilidad autoritaria” que había prevalecido en la región durante las décadas anteriores.