La reestructuración de la política exterior catarí durante los años 90, ha impulsado a la península arábiga a ser un actor clave en la región. Su implicación como actor de mediación en conflictos internacionales le llevó a ser miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en los años 2006 y 2007. Esta nueva política exterior se ha traducido en un peso desproporcionado en comparación su tamaño, produciendo cierto malestar con los países vecinos de su entorno. Prueba de ello fue la primera crisis del Consejo de Cooperación del Golfo en 2014, donde EAU, Bahréin y Arabia Saudí retiraron a sus embajadores de Doha al entender que Qatar había violado el acuerdo de “no interferencia en los asuntos domésticos” firmado por todos los miembros del consejo en 2013. La transformación de Qatar de actor de mediación a un actor interventor en los diferentes escenarios regionales fue el detonante que derivó en el bloqueo a Qatar de 2017. Este paper analiza la crisis de 2017, a través de los recursos de poder tanto por parte de los impulsores del bloqueo como por parte del Estado de Qatar para determinar el papel de las elites en esta competición por el poder.