Uno de los principales impactos de la pandemia Covid-19 se produjo con el confinamiento durante los meses de marzo a junio de 2020 con el cierre de los centros educativos. Al comienzo de este escenario, se señalaron a las TIC como las garantes de la educación, a través de clases online. Sin embargo, no se tardó en constatar que la brecha de uso de las TIC seguía siendo de acceso. Al mismo tiempo, los diferentes agentes y grupos de interés del sistema educativo fueron presentando sus demandas y reivindicaciones ante este nuevo y complejo escenario. Estudiantes, docentes, familias y otros actores, en función de su posición en la estructura del sistema educativo, se posicionaron en los ámbitos que les afectaban. Este proceso se ha venido sucediendo también con el curso 2020/21, el cual ha sido presencial en el caso de la educación obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional, y semipresencial y/o online en la Universidad. A medida que avanzaba la pandemia, las demandas iban cambiando hacia la situación en los puestos de trabajo y en los centros de estudio, vinculándose a las condiciones laborales, a la seguridad, etc. Pero, en su conjunto, puede observarse cómo los diferentes grupos de interés en el sistema educativo han adoptado posiciones que se articulan en el continuum la visión global del sistema educativo y los aspectos más específicos relacionados con la ubicación y rol de cada grupo de interés. La presente comunicación analiza de forma exploratoria este escenario, especialmente en la relación y demandas hacia las Administraciones Públicas, cómo canalizaron las mismas, cuáles fueron los medios que emplearon para ello y los argumentos que utilizaron. E, igualmente, cuáles han sido los resultados hasta la fecha, especialmente si han tenido su impacto en las políticas de las administraciones educativas.