Democracia, emociones y ciudadanía. La necesidad de reconfigurar el espacio de la política.

Autor principal:
Alma Fernández Martín (Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea)
Programa:
Sesión 2
Día: viernes, 22 de septiembre de 2017
Hora: 11:00 a 13:00
Lugar: Aula 1.2.

El modelo de Democracia Liberal extendido a lo largo del siglo XX parece haber entrado en una crisis profunda. A pesar del diseño de instituciones democráticas y del tiempo que estas llevan en funcionamiento, estamos presenciando un panorama político en el que las formaciones populistas y la polarización de identidades e ideologías ponen en  entredicho el funcionamiento del sistema democrático vigente y su capacidad de crear ciudadanía.

Si bien es cierto que hay ciertas características del actual escenario político  que nos pueden recordar a aquel habido en la Europa de los años 30 del S.XX, tal vez deberíamos  replantear algunas críticas que se hacían al sistema democrático liberal en determinado contexto de crisis y que sirvieron de inspiración para el fascismo y el nazismo, ya que tal y como exponía Carl Schmitt: “El pensamiento liberal elude o ignora el Estado y la política y se instala en cambio en una característica polaridad recurrente de dos esferas heterogéneas, a saber ética y economía”. Esto refiere a que una engañosa pretensión de neutralidad, en la cual se niega el vinculo existente entre legitimidad, control y hegemonía, reduce el espacio de lo político a un limitada “política pragmática”  eludiendo los conflictos emanados de las relaciones sociales e invisibilizándolos, provocando que las pasiones que emergen de dichos conflictos sean canalizados mediante otras vías fuera del espacio público, o más concretamente, del espacio de confrontación política y toma de decisiones.  Esto parece  generar un desapego y un desentendimiento por parte de la ciudadanía acerca de la política y las instituciones democráticas.  Llegados a este punto, habría que considerar que la falta de reconocimiento y gestión del conflicto en la esfera pública supone un riesgo, puesto que en momentos de crisis y malestar, la configuración de la otredad se ve afectada negativamente, dando lugar a grupos cerrados que dicotomizan la identidad de ellos/nosotros en amigos/enemigos.

El presente trabajo pretende esclarecer los problemas que tiene el modelo de democracia liberal para crear ciudadanía aún en países con “cultura cívica”, así como aportar a nuevas perspectivas teóricas acerca de lo que es ciudadanía y cuáles son las condiciones de su existencia. Se trata de un análisis de las condiciones a las que apela con el concepto hegemónico  de ciudadanía, propio del liberalismo y el republicanismo cívico, y de cómo debería reconfigurarse. Así mismo, la idea que este trabajo viene a defender  es que la condición de ciudadano no puede ser concebida únicamente desde una perspectiva formal de igualdad, si no desde una perspectiva verdaderamente pluralista en la que se reconozcan aquellas “condiciones de existencia” de los sujetos políticos tales como  las relaciones de poder, lengua, cultura y demás factores que posibilitan a la acción, así como el papel constitutivo de las relaciones sociales mediante las cuales se canalizan las pasiones, afectos, e identidades.  Contrariamente a la eliminación de las pasiones en la esfera pública, se muestra necesario el diseño de un sistema que permita la movilización de pasiones hacia una mayor democratización y la creación de una verdadera ciudadanía democrática con verdadera cabida en la esfera pública.

Palabras clave: democracia, ciudadanía, emociones, identidades, conflicto.